Resistencia

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domingo, 29 de marzo de 2015

Capítulo 50

Bruno: cuanto nos falta para volver?
Manu: no sé, pero no es mucho
Fran: yo extraño a todos, me gusta estar acá pero ya pasó mucho tiempo
Agus: apenas pasó un mes
Fran: un mes es mucho para mí
Agus: para mí no, yo me podría quedar toda la vida
Fran: sin ver a nadie? Ni siquiera a tu mamá?
Agustina lo pensó por unos segundos
Agus: si, para qué la querés?
Fran: porque es tu mamá. A veces parece que no la querés
Agus: yo sí la quiero, como vos dijiste es mi mamá. Pero no me pidas que la extrañe todo el tiempo
Bruno: ni siquiera a tus hermanos extrañas? Ni a tu papá?
Agus: es igual que con mi mamá. Si estoy con ellos está todo bien, y si no también
Agustina tenía dos hermanos de 16 años, que por cierto eran mellizos. Julieta era con la que más peleaba. La verdad era que a ella le gustaba bastante molestarla, tenían personalidades muy distintas. A su hermana le encantaba  la moda y todo lo que venía con ella. No salía a ningún lado sencilla. Agustina era todo lo contrario, era muy simple. Le gustaba mucho el futbol y la música, aunque a esta última no la compartía con nadie. Era muy tímida en ese sentido. Su hermano Marcos era su aliado perfecto, lo que no lo mantenía fuera de ser una de sus víctimas. Pero de todas formas les gustaba estar juntos siempre que podían. Oriana era todo lo contrario. Tenía una hermana un año menor que ella, llamada Delfina, y se llevaban a la perfección. Al  tener tan poca diferencia de edad eran muy amigas y se contaban todo. Oriana amaba bailar y de cierta forma le había transmitido eso a su hermana.
Thiago era el único de los seis que no tenía hermanos, pero lo sentía a Bruno como si lo fuera. La primera vez que se vieron fue a los seis años, pero su relación comenzó por una pelea, seguían riendo cada vez que recordaban ese día. En cambio, entre Thiago y Oriana, todo había comenzado muy distinto. La primera vez que se vieron había sido unos de los primeros días de secundaria, aunque luego de que los cursos se dividieran y fueran separados, no se veían casi nunca. Pero después de eso Oriana no paraba de hablar de él. Tanto que Agustina había tenido que acostumbrarse a ello. Al armar los cursos, una extrovertida Francesca Galván había entrado en sus vidas para no irse. No les había costado mucho hacerse amigas, pero se lo atribuían todo a ella, que desde el momento en que se sentó justo delante de Agustina y Oriana no hacía más que hablar toda la clase. Pero nada había sido en vano. Lo mismo pasó entre los seis. Pero demás está decir que Manuel, Thiago y  Bruno no se hicieron amigos de la nada. Todo ocurrió uno de los primeros días de clase. Todos los varones estaban en gimnasia. Hacia demasiado calor como para jugar al futbol, pero sin embargo lo estaban haciendo.  Manuel y  Thiago, que aún no se conocían, estaban  en el mismo equipo.  Uno de los nuevos era el típico “malo” y a Manuel, como a muchos otros, le cayó mal desde el principio. En medio del partido y totalmente de la nada, derribó a Thiago al piso demasiado fuerte. Manuel, quien no toleraba a las personas como él, lo defendió sin pensarlo dos veces y enseguida se le sumó Bruno. Desde entonces estaban juntos siempre. Tanto Thiago como Bruno apreciaban mucho que se hubiera animado a hacer algo que ninguno había tenido el valor de hacer: enfrentarlo

Unos años más tarde, surgió la propuesta del  viaje. Estaban ya en los últimos años de escuela cuando tuvieron que comenzar a decidir, entre los dos cursos, el destino del tan ansiado viaje de egresados, pero ocurrió un problema: no lograban ponerse de acuerdo. Después de eso, los cursos habían quedado demasiado divididos, por lo que decidieron que era mejor hacerlo por su cuenta. Así fue que pusieron en marcha su plan. Y lo habían logrado

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