Resistencia

Resistencia

domingo, 4 de enero de 2015

Capítulo 1

Las puertas de la secundaria 8381 se abrieron de golpe, dejando libre a una manada de estudiantes enloquecidos. Gritos, silbidos, cantos y festejos. Todos lanzaban al aire sus carpetas haciendo un desparramo de hojas por toda la calle. Alejados del resto, un grupo de seis adolescentes conversaban muy emocionados sobre el viaje que llevarían a cabo ese mismo verano, como recompensa de haber terminado sus estudios. De todas maneras no sería el mismo viaje que harían todos sus compañeros: ellos irían por su cuenta. Los festejos seguían y esta vez Bruno, Oriana, Manuel, Agustina, Thiago y Francesca estaban involucrados en ellos. La directora junto a dos profesoras intentaban desde la puerta de la institución calmar a aquel grupo de desaforados graduados, pero no obtuvieron resultados. Después de casi una hora empezaron a dispersarse y a irse hacia sus casas, puesto a que eran uno de los primeros grupos en irse hacia Villa Gesell y tenían algo más de una semana para preparar todo. Y además de eso en tres días era su baile de graduación. Manuel tenía el pelo castaño siempre despeinado, la piel por demás bronceada y los ojos color miel. Era demasiado inteligente, sabía lo que le convenía. Era muy gracioso, siempre estaba haciendo chistes y bromas. Donde había fiesta, estaba él. Le encantaba la música y el futbol. Era muy talentoso y por sobretodo bueno. Bruno llevaba un corte moderno: corto a los lados y largo arriba. Era morocho y de piel algo morena. Sus ojos eran de un color raro, una mezcla entre verde, azul y gris. Se hacia el duro, el que no le importaba nada, pero solo aquellos que lograban conocerlo en profundidad sabían que era tan vulnerable como un bebe que había sido abandonado. Agustina era de pelo castaño muy largo, los ojos café y la piel bronceada. Hacia todo lo que le decían que no haga. No le gustaba cumplir órdenes ni horarios. Iba siempre al límite a ver hasta dónde podía llegar. La catalogaban de rea, de rebelde, aunque ella no se sentía así. Más allá de eso era buena y divertida. Era bastante inmadura y se reía de todo, por más que la situación no lo permitiera. No extrañaba a nada ni nadie. No era para nada demostrativa. Oriana tenía el pelo castaño, ondulado y largo hasta media espalda. Tenía los ojos café y tez blanca. Era muy sensible, creativa, consciente y madura. Tenía un ánimo tan cambiante que la hacía demasiado predecible. Sin embargo sostenía sus ideas y las defendía a muerte, por más que a veces no tuviera la razón. En situaciones parecía más la niñera que la amiga. Sin embargo era muy divertida. Era muy allegada a su familia y sociable. No tenía problema en mostrar sus sentimientos Thiago era rubio y de ojos verdes. Siempre estaba arreglado. Era muy dulce y bueno. No había mucho que decir de él, ya que era muy transparente. Era así como se mostraba y nada más. No tenía secretos ni nada que ocultar. Tenía una fachada angelical y una voz muy suave y atrapante. Y por último Francesca. Era colorada, el pelo muy lacio y una lluvia de pecas cubría su cara. Tenía los ojos azules y la piel muy blanca. No tenía vergüenza de nada. Los hacía reír mucho. Era muy compañera y protectora. No se quedaba quieta ni un segundo. Hablaba rápido y cada vez que abría la boca alguien reía por sus ocurrencias. Agustina y Oriana se conocían de chicas pero no compartieron la primaria. Fue después en la secundaria cuando Agustina la convenció de que se cambiara a su escuela. Eran como hermanas. En la secundaria conocieron a “la colo”, como le llamaban a Francesca y se hicieron amigas. Cuando en tercero cambiaron los cursos, conocieron a Manuel, Bruno y Thiago. A Oriana le gustaba Thiago desde el momento en que lo vio. Agustina lo sabía, se contaban todo. A Francesca era peligroso contarle un secreto, se le escapaba todo. Pero era imposible enojarse con ella. A los dos segundos te hacia reír y se te pasaba todo. Fue ella quien unió los dos tríos dejando a seis amigos inseparables. Por más de que algunos fueran más amigos que otros, como era el caso de Oriana y Agustina o Thiago y Bruno, se querían un montón y compartían todo. Manu: Vamos a comer a mi casa, no hay nadie. Mis viejos viajaron Agus: Yo voy, con tal de no volver a la mía… Fran: Yo también voy Ori: ¿Pero que comemos? Bruno: Pidamos unas pizzas y listo Thiago: Bueno dale Manu: Vamos yendo Las quince cuadras transcurrieron rápido entre charlas y risas. Les emocionaba el hecho de saber que en un mes estarían partiendo rumbo a Brasil. Sin adultos, sin responsabilidades y con sus amigos. Les habían permitido quedarse hasta que tuvieran que entrar a la universidad. Ya todos tenían una carrera, un sueño. Oriana y Agustina se iban a un instituto a estudiar Producción de cine y televisión, por supuesto juntas. Francesca se inclinaba más por actuar, estar del otro lado de las cámaras. Ya había hecho un par de publicidades y le encantaba. Thiago quería ser chef, amaba la cocina desde que era muy chiquito. Manuel se había decidido por la carrera de música, pero el futbol seguía ahí siempre. Bruno iba más por las ciencias políticas ya que era “duro” y muy convincente. Llegaron a la casa de Manuel luego de unos 10 minutos, y cuando él se acerca a la puerta para abrirla, la cerradura estaba rota. Alguien había entrado.

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